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Bisonte de Altamira

Bisonte de Altamira
Bisonte de Altamira

miércoles, 23 de junio de 2010

Arte Egipcio

Estilo artístico desarrollado por la cultura egipcia. Pervive durante tres milenios, sin apenas introducir variaciones en su estética y en los conceptos básicos que lo definen, como la monumentalidad, el hieratismo y la falta de realismo.
La civilización egipcia ha dejado a la posteridad el conjunto de obras más espectaculares de la Antigüedad. Son obras concebidas para existir eternamente, por estar dedicadas a los dioses y a los muertos. Para conseguir tal permanencia, los materiales y las técnicas utilizados también debían ser eternos; la piedra y el sistema arquitectónico adintelado caracteriza estas construcciones. Frente a esto, las construcciones corrientes, incluidos los palacios de los faraones, se realizan con materiales perecederos, ladrillo y tapiales, que han dejado pocos e irreconocibles restos.
Tres caracteres parecen perdurar a lo largo de los tres milenios del arte egipcio: la monumentalidad de sus obras, la rigidez de la normativa constructora y de las formas plásticas y el conservadurismo en las tradiciones, sobre todo religiosas, que impiden innovaciones artísticas. Estas características se muestran desde las primeras obras predinásticas, en particular en los bajorrelieves de las plaquetas y estelas. Durante el Imperio Antiguo son la arquitectura y la escultura funeraria las que asumen el papel más representativo, sobre todo durante la IV dinastía. Durante el Imperio Medio aparecieron nuevos elementos estéticos basados en una concepción menos mayestática del poder y con un mayor naturalismo, tanto en concepciones religiosas como en las terrenas. Este proceso continuó desarrollándose en el Imperio Nuevo, durante el cual se fragua la revolución religiosa de Akenatón (Amenofis IV), que en el arte se concreta en las obras de Tell-Amarna del siglo XIV a.C., caracterizadas por un refinado naturalismo que se truncó con la política antirreformista de los faraones de la XIX dinastía. A partir de esta dinastía el arte egipcio vuelve a los moldes clásicos, renaciendo en el gusto de los "ramsidas" los modelos de la época menfita.
ARQUITECTURA EGIPICIA
Las construcciones más características del arte egipcio son las tumbas y los templos. Durante el Imperio Antiguo, la arquitectura funeraria logró el mayor esplendor con la construcción de las grandes pirámides, cuyo origen hay que buscarlo en la mastaba de la etapa predinástica, que es el tipo más antiguo de tumba. Consiste ésta en un tronco de pirámide de planta rectangular bajo la cual se encuentra la cámara mortuoria, cegada después del enterramiento. En la parte superior tiene una capilla para las estatuas y ofrendas. La superposición de mastabas origina la pirámide escalonada, como la construida en Sakkarah para el faraón Zoser, de la III dinastía.
Los ejemplos más notables de tumbas faraónicas son las pirámides de Gizeh, construidas durante la IV dinastía por los faraones Keops, Kefrén y Micerinos.En su estructura, las pirámides tienen un formato muy parecido a las mastabas: una o dos cámaras funerarias bajo tierra con gran cantidad de corredores y falsos pasillos, y uno o varios templos funerarios que conducen a la ribera del Nilo. El acceso al templo de la tumba de Kefrén está presidido por la esfinge de Gizeh, retrato del faraón.
Durante el Imperio Medio el sistema de enterramientos en Egipto cambia. Las tumbas se excavan directamente en los acantilados del río: son los hipogeos, sin que en el exterior haya una pirámide que delate su presencia; más bien se trata de disimular su emplazamiento para evitar los saqueos. De esta época son los hipogeos de Beni-Hassan y las tumbas de los Valles de los Reyes y de las Reinas.
Los templos más solemnes corresponden al Imperio Nuevo, en el siglo XVI a.C. Su estructura era muy complicada. Una larga avenida de estatuas y esfinges conducían al templo. El acceso al mismo, a través del pílono, daba paso a un patio sin cubierta con una fila de columnas en todo su derredor (hípetro), al que seguía la sala hipóstila, cubierta y con varias filas de columnas formando naves a diferente altura. Al fondo de ella se sitúa una pequeña cámara reservada para el culto del faraón. Son característicos de este momento los templos de Amón en Luxor y Karnak.
Otro tipo de templos, que a la vez tienen un carácter funerario, son los speos. En su estructura se parecen a los hipogeos, pues la mayoría de sus salas están excavadas y sólo al exterior se aprecia una gran obra arquitectónica, unas veces en forma de pirámide, como ocurre en el templo de la reina Hathshepsut, organizado en terrazas porticadas con columnas protodóricas, y otras veces es una fachada como un gran pílono que contiene talladas en la misma roca la efigie del faraón. Es el caso del templo de Abú Simbel, sobre el que están esculpidas esculturas sedentes de Ramsés II.
ESCULTURA
Casi en su totalidad, las esculturas egipcias que conocemos son esculturas funerarias, que proceden de enterramientos. Tenían la misión de albergar el Ka (`Ba) o alma del difunto, por lo cual su representación debía de ser idéntica al muerto. El carácter hierático y majestuoso de las formas escultóricas y su marcado frontalismo están naturalmente copiados de la realidad de un cadáver.
Las primeras esculturas conocidas corresponden a los últimos momentos del período predinástico, en forma de paletas de tocador y estelas con temas simbólico-narrativos. La Paleta de Narmer (El Cairo) es una de las obras importantes de este momento.
Durante el Imperio Antiguo se esculpen las obras más características del arte egipcio; tales son las esculturas sedentes y policromadas de los príncipes Rahotep y Nefret (El Cairo), la figura de Kefrén también sedente y majestuosa con todos los atributos faraónicos, cualquiera de las diversas Tríadas de Mikerino en diorita negra, muestras simbólicas del arte egipcio. La majestuosidad solemne de los retratos reales se pierde cuando el artista tiene que representar a personajes de menor rango en favor de un realismo extraordinario como puede observarse en las figuras de los Escribas del Louvre y de El Cairo o el popularmente llamado Alcalde de pueblo o Cheik-el-Beled.
Durante el Imperio Nuevo se desarrolla una tendencia idealizante en las esculturas de los faraones, manteniendo, no obstante, el tradicional hieratismo y la majestuosidad, sobre todo en los primeros momentos del período.
En el reinado de Amenofis IV, y a tenor de las transformaciones de carácter religioso que el mismo faraón potencia, en la nueva capital del imperio, Tell El-Amarna, surge una escuela artística en la que triunfan los principios de naturalidad, elegancia y de humanidad majestuosa. La obra más característica de este momento es el Busto de la reina Nefertiti (Berlín) y algunos relieves del faraón (llamado ahora Akenatón) y sus hijas, en escenas religiosas en las que las figuras son tratadas con rasgos humanos exentos de la majestuosa divinidad. Todavía las figuras del Tesoro de Tutankamón, sucesor de Amenofis, tienen algo de estos revolucionarios caracteres que desaparecen totalmente a la vuelta a la ortodoxia con el reinado del faraón Ramsés II.
En las últimas etapas del arte egipcio la escultura cae en una tendencia decadente y ecléctica que se deja influir por otras fuentes artísticas. De la época saíta sobresalen únicamente pequeñas muestras de escultura: la Cabeza verde y la Dama de Tacusit.
PINTURA Y ARTES APLICADAS
Los mejores ejemplos de pintura egipcia se han encontrado en las tumbas, bien decorando las paredes con escenas de carácter religioso y de la vida ordinaria, bien en papiros en los que se describen los ritos ceremoniales funerarios.Estas pinturas se caracterizan por la nitidez de los perfiles, la riqueza y suavidad cromática, el frontalismo disimétrico y la belleza majestuosa.Las artes aplicadas es otro de los campos en el que los egipcios destacaron, tanto por la calidad de los materiales empleados como por las técnicas y diseños utilizados. En este capítulo habría que destacar muebles, obras de orfebrería, joyas y útiles, que constituyen auténticos tesoros que acompañaban a los faraones en su vida de ultratumba. El conjunto extraído de la Tumba de Tutankamón es la muestra más relevante de estas actividades egipcias.